[ Una experiencia de Shamballa
]
por Vicente Beltrán Anglada
"...El día que pude introducirme en una de aquellas misteriosas galerías subterráneas, iba acompañado por R., mi amigo hindú, un Iniciado en los altos misterios de la Logia y un valioso colaborador en la obra del MAESTRO. Hace de esto muchos años pero guardo de aquella experiencia mística de
SHAMBALLA un recuerdo imborrable.... Las paredes de aquella galería por la que habíamos penetrado, refulgían intensamente reflejando una intensísima luz azulada pero que, curiosamente, no hería mis percepciones visuales. No surgía aparentemente de ninguna lámpara, lo cual no dejó de intrigarme aunque no hice pregunta alguna al respecto a mi ilustre guía quien, como si me hubiese escuchado, me dijo sonriendo: "Esta luz es consubstancial con el éter, la
sustancia primordial que llena todos los universos, la cual, en este nivel donde nos encontramos, emite una
sustancia radiante desconocida por completo por los científicos del mundo, que ilumina todos los cuerpos que logran introducirse en él o que forman parte de su contenido. La luz eléctrica utilizada en el mundo físico debe ser canalizada o
distribuida por medio de cables y complicados sistemas de conducción. Sin embargo, en los niveles sutiles del plano físico, la luz es producida por la fulguración del éter o materia radiante y constituye la base de la iluminación en tales niveles. El tono azulado de esta irradiación que percibes es una característica radioactiva del subplano etérico donde nos hallamos. Cada uno de los subplanos de cada plano en la vida de la Naturaleza ofrece una definida particularidad lumínica y es precisamente por esta luz que irradia de estas fuentes, que sus características vibratorias pueden ser definidas y cualificadas por los hábiles observadores.
Antes de introducirnos en esta misteriosa galería a la cual hago especial referencia por constituir una experiencia personal muy directa, nos encontramos ante una pesada puerta de piedra de unos tres metros de alto por dos de ancho. De espaldas a ella y mirando hacia nosotros en actitud fiera y con disposición de atacarnos, dos gigantescos
ASURAS, nos cerraban el paso. Iban armados con lo que a mí me parecieron sendas horcas o afilados tridentes, cuyas agudas puntas de un metal muy brillante estaban dirigidas hacia nosotros. Bastó sin embargo, que mi amable guía pronunciase un indefinible aunque agudísimo mantram para que depusiesen inmediatamente su actitud y se apartasen respetuosamente cada cual a un lado de la puerta. Esta fue abriéndose entonces silenciosamente y penetramos en otra galería menor que nos condujo a una estancia muy espaciosa e intensamente iluminada donde se hallaban reunidas muchas personas todas ellas en místico y religioso silencio. Nadie pareció advertir nuestra presencia pero mi amigo R. tomándome del brazo me condujo a un lugar determinado donde pude distinguir a algunos de mis condiscípulos más avanzados del Ashrama, quienes me sonrieron muy afectuosamente. Esta fue la primera vez en esta presente vida que penetré conscientemente en uno de los Santuarios secretos de SHAMBALLA. Me enteré a su debido tiempo de que aquella "Estancia" estaba destinada a infiltrar fuerza y responsabilidad en el alma de los discípulos espirituales del mundo, convenientemente cualificados en el orden interno. La Fuerza y la Responsabilidad constituyen los dos ejes mágicos de la evolución superior del discípulo, alrededor de los cuales se van tejiendo sus características de Servidor del Plan.
No creo traicionar secreto alguno de orden iniciático al referir lo que aconteció en aquella misteriosa estancia donde había sido conducido y en la cual confluían, según pude apreciar, siete galerías como aquella por la que habíamos llegado allí, lo cual me hizo pensar si tendría que ver este número de galerías con las cualidades de Rayo de los discípulos que allí nos habíamos congregado. Lo que si he de advertir es que desde el momento mismo en que había penetrado en aquella Estancia, mi mente se había sentido más profundamente despierta y mi corazón más lleno de amor impersonal. Algo profundamente sutil, infinitamente inenarrable, estremecía desde sus más profundas raíces los vehículos sutiles de mi conciencia. En aquel sagrado lugar se respiraba un clima de intensísima, pero al propio tiempo, serena expectación y el rostro de todas las personas que veía a mi alrededor traslucía una profunda calma y una paz serena. Yo, al igual que todas ellas, me encontraba silenciosamente recogido, sin noción alguna de tiempo que alterase aquel estado de conciencia. Mi paz formaba parte en aquellos momentos de las infinitas leyes de participación cósmica que enlazan la vida de Dios con la de todas Sus criaturas, conscientes de Su infinito Amor. La indescriptible paciencia de SANAT KUMARA, cuyos días suman muchísimos miles de años, formaba parte de aquella augusta y serena complacencia mística que el
MAESTRO denomina "serena expectación" y que resiste imperturbable el paso incesante de las edades de la evolución o de aquellos indescriptibles mantos de eternidad con los que
EL SEÑOR DEL MUNDO recubre todas Sus vastísimas expresiones...
La misma luz azulada, aunque mucho más intensa, que la que iluminaba las galerías que incidían en aquella estancia, brillaba allí con más augustos resplandores. Había en el centro de ella una especie de altar en donde unos brillantes devas dorados quemaban indefinibles substancias que, al contacto con una llama ígnea de intensísimo color violeta que surgía misteriosamente del centro de este altar, -el cual aparentemente estaba construido de cristal de roca finamente labrado- esparcían penetrantes perfumes etéricos que eran absorbidos ávidamente por mis vehículos sutiles y les dotaban de una cálida y desconocida energía. Mi distinguido e inefable guía me dijo en aquellos momentos: "Retén, por un acto de conciencia, toda la energía etérica que te sea posible asimilar de estas esencias volátiles; son emanaciones directas del Aura del
SEÑOR DEL MUNDO que los Devas, que estás viendo, cuidan de modificar por medio de ciertas esencias vegetales para que sus esencias etéricas puedan ser absorbidas sin peligro por los discípulos mundiales que aquí se hallan congregados".
Por lo que me fue dado percibir y comprender de aquella inefable experiencia, aquella Estancia no era lo que esotéricamente podríamos definir como "Cámara Iniciática" sino más bien un lugar apropiado para entrenar a los discípulos mundiales en la ciencia infinita de la integración superior, sin la cual sería imposible acceder a las Iniciaciones jerárquicas... Era preciso, sin embargo, haber recibido dos iniciaciones menores o preparatorias, antes de poder penetrar en ésta o en alguna otra estancia similar y recibir los sagrados dones de la Fuerza y de la Responsabilidad. Me sentí profundamente emocionado al advertir cuán potentemente adivinaba allí el devenir de las cosas, aún las más profundas y en un momento inefable que jamás olvidaré, sentí resonar dentro de lo más íntimo de mi ser las cálidas y musicales palabras del
MAESTRO, exhortándome a estar muy atento al desarrollo de la experiencia que iba a tener lugar ante mí...
Percibí entonces que al otro lado del altar se habían materializado etéricamente tres elevadas Entidades espirituales, Adeptos de la Jerarquía y Servidores de
SHAMBALLA. El que ocupaba el centro y parecía de más elevada jerarquía nos miró complacido y después de hacer un signo mágico como de bendición, empezó a hablarnos. Al principio no comprendí nada de lo que estaba diciendo, ya que el idioma en que se expresaba me era completamente desconocido. Después, a medida que iba hablando, fui enlazando coherentemente las palabras que iba pronunciando hasta que, finalmente, comprendí claramente y en mi lengua materna, el catalán, todo cuanto iba diciendo.
El contenido claro y
profundo de Sus palabras iba llenando mi corazón de un nuevo sentido de
valores internos. Las ideas llegaban fácilmente a mi corazón pues era mi
corazón el que estaba realmente escuchando, liberándome del hábito humano de
formular conclusiones mentales. La síntesis de lo que nos estaba diciendo
era que "habiendo sido capaces de franquear la entrada que conducía a
aquella Estancia en la que se liberaba para utilidad mundial una energía
específica del SEÑOR DEL MUNDO, se nos abría ahora la oportunidad de adquirir una fuerza todavía superior a la adquirida anteriormente por medio de nuestros particulares esfuerzos dentro de la difícil vía del discipulado: una fuerza que está latente en lo más profundo del ser y que la
GRAN FRATERNIDAD BLANCA del planeta denomina "el Espíritu de
COMPASIÓN". Merced a esta energía, que está más allá de toda comprensión humana actual y de todas tas cualidades espirituales hasta aquí desarrolladas en el intento de la Búsqueda, (ya que constituye la base y sostén de este Universo) -nos iba diciendo el
MAESTRO-
deberéis conquistar ahora el sentido íntimo de la Responsabilidad espiritual sin el cual la Fuerza, por potente que sea su impulso, se perdería fatalmente por los fáciles vericuetos del "maya" de los sentidos, de los arrebatos emocionales o de una mente codiciosa de bienes inmortales o de simples conocimientos esotéricos...
El PODER y la
RESPONSABILIDAD han de constituir los dos brazos de vuestra balanza interna como discípulos, pero en el centro de la misma ha de hallarse siempre el espíritu de
COMPASIÓN, merced al cual toda acción individual emprendida llevará el sello del propio DIOS. Por la
COMPASIÓN iréis descubriendo el eterno secreto de
SÍNTESIS que ha de llevaros a las más elevadas Iniciaciones".
Al finalizar Su breve alocución quedó el MAESTRO unos momentos en silencio, durante los cuales estuvo observándonos profundamente "abrasando nuestro corazón con el fulgor de Su mirada", tal como místicamente se nos dice que sucede cuando el Iniciado ha de enfrentar por vez primera la Faz resplandeciente del
SEÑOR DEL MUNDO, el
INICIADOR ÚNICO, en nuestro planeta. Esta cita mística es sólo un pequeño dato de referencia para expresar con palabras un profundo acontecer que es imposible comprender fuera de la propia experiencia...
Después de aquella etapa de silencio, en la que me sentí tan profundamente escrutado, los tres grandes
SEÑORES emitieron un Mantram especial, lleno de misteriosos e inexplicables sonidos, a cuyo conjuro la Estancia resplandeció con nuevos y más potentes fulgores y una energía espiritual de rara y desconocida cualidad se adueñó de nosotros, dotándonos de un nuevo y más profundo sentimiento de amor hacia la humanidad. Finalmente, el extraordinario SER que ocupaba el centro del altar, nos bendijo con un amplio y singularísimo ademán que unificó nuestros corazones dentro de un espíritu de Compasión indescriptible.
Cuando regresé a mi cuerpo físico, mi cerebro guardaba fidedignamente todas aquellas místicas escenas pero por la mañana al despertarme me fue imposible recordar o hacer conciencia de los acontecimientos espirituales vividos durante la noche... El recuerdo perfecto y sin vacíos de aquella experiencia vino más adelante, cuando un más estrecho contacto con el Maestro y una más profunda comprensión de Sus enseñanzas en el Ashrama, fueron clarificando mi mente y redimiendo sustancia kármica acumulada sobre mis vehículos sutiles..."
De mis apuntes sobre la "Interioridad del Ashrama"
Vicente Beltrán Anglada
Para
profundizar este
tema:
Leer algunos artículos de
Vicente Beltrán Anglada:
–
El Ángel Solar - Una
Experiencia Mística
–
Invocando a los
Ángeles o Devas (Curación Física, Emocional y Mental)
–
Visión Clarividente de la Muerte
–
La Iniciación
Espiritual de los Seres Humanos
–
La Creación y
Estructuración de las Naciones de la Tierra
–
Un Triángulo de Poder
Espiritual en el Cono Sur
–
El Triple
Proyecto Jerárquico
–
Una Experiencia de
Shamballa
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