
[
Cuarta
Iniciaci�n Jer�rquica
]
Por Vicente Beltr�n Anglada
Despu�s que el Iniciado hubo ascendido al Monte Tabor de la
conciencia y despu�s de haberse �transfigurado� ante Sus
disc�pulos -que son los s�mbolos de Sus tres veh�culos de
expresi�n temporal, mental, astral y f�sico- siente dentro de Su
coraz�n una potent�sima atracci�n que le acerca al karma humano.
Ha de retornar todav�a al mundo de los hombres, para destruir
por medio del amor, la compasi�n y el sacrificio, los �ltimos
deseos que le atan todav�a a los tres mundos. No son deseos
humanos sino sentimientos divinos, los deseos m�s elevados a los
que puede acceder el alma humana. Pero, desde el �ngulo oculto,
incluso el deseo de Dios puede constituir una limitaci�n o una
barrera que le aparte del propio Dios, ya que denota todav�a una
sutil�sima separatividad nacida y desarrollada -pese a su
grandeza- dentro de la esfera de polaridad que rige la vida en
los tres mundos. Todo, absolutamente todo cuanto existe en el
plano de la triple relatividad, se fundamenta en el deseo y en
el esp�ritu de separatividad, incluso los afectos m�s sinceros y
aparentemente m�s nobles y desinteresados y los m�s elaborados y
exquisitos pensamientos. Por esta raz�n, el futuro ARHAT ha de
retornar al mundo para extinguir definitivamente de S� todo
germen de separatividad. Pero ahora vuelve con nuevas armas: la
clara percepci�n y la raz�n intuitiva, que forman parte
inseparable del sentimiento b�dico de unidad. En virtud de Sus
esfuerzos anteriores, el Iniciado pudo penetrar en ciertos
exaltados niveles de la Esfera b�dica de SHAMBALLA y extraer de
all� las simientes vivas de la Resoluci�n final, que fueron
reemplazando en Su coraz�n a los grandes y m�s sublimes afectos
humanos. Las palabras de Cristo analizadas m�s all� de su
sentido hist�rico son concluyentes al respecto. Al pie de la
Cruz donde agoniza, le dice Cristo a la Virgen: �Mujer he ah� a
tu hijo�. Y a Juan, Su m�s amado disc�pulo: �Juan, he ah� a tu
madre�... Renuncia con ello a lo m�s querido de Su coraz�n, a
aquellos que -simb�licamente hablando- hab�an atra�do m�s Su
coraz�n a la Tierra, el Amor a la Madre, s�mbolo del Esp�ritu
Santo, Se�or de todas las cosas, y el amor de Juan, s�mbolo de
la humanidad y de todas las criaturas humanas, los �ltimos y
definitivos lazos que podr�an debilitar Su inquebrantable
fidelidad a la Gran Logia Blanca y a Su PADRE en los CIELOS, el
SE�OR DE SHAMBALLA.
En esta cuarta Iniciaci�n, el disc�pulo ha de reproducir en
iluminada conciencia el entero drama m�stico de la CRUCIFIXI�N,
el del Hijo en la Tierra a la b�squeda de Su PADRE en los
CIELOS. As�, a esta cuarta Iniciaci�n se la denomina con
justicia �la Gran Renuncia�, pues en cada una de sus largas y
dolorosas avenidas ha de dejar el Iniciado jirones de Sus
m�ltiples �yoes�, vencidos y redimidos. Debe afrontar aquel
indescriptible estado de conciencia, sin interpretaci�n posible,
que en t�rminos jer�rquicos se define como �ABSOLUTA SOLEDAD�.
En un momento de Su vida en el plano f�sico llegar� a sentirse
tan inmensamente solo -pues incluso sus seres m�s queridos le
abandonar�n que el Cielo llegar� a parecerle de bronce, pues ni
aun de all� podr� esperar paz, consuelo o ayuda... Es en
aquellos infinitos e indescriptibles momentos de desconocida
SOLEDAD, que surge de lo m�s profundo de Su alma el grito
desgarrador: �PADRE, APARTA DE M� ESTE C�LIZ DE AMARGURA�. Es el
potent�simo grito invocativo que surge del GETSEMAN� de Su alma
atormentada, presintiendo quiz�s las siguientes pruebas
inici�ticas, cuando ya crucificado en la Cruz del Karma y
suspendido entre Cielo y Tierra, ha de revivir m�sticamente en
Su Coraz�n todo bien y todo mal realizado durante el curso de
Sus m�ltiples existencias y efectuar entonces el definitivo
saldo k�rmico con un perfecto equilibrio de valores psicol�gicos
dentro de aquel inconcebible Drama m�stico. Llega a penetrar
entonces en el indescriptible centro del Bien y del Mal, siendo
precisamente en aquellos momentos de intens�simo dramatismo,
cuando ha de afrontar la angustiosa e incomprensible soledad del
ARHAT. En realidad, todo el proceso se realiza dentro de Su
coraz�n que, en aquellos momentos, rememora el Acontecimiento
m�stico de la GRAN RENUNCIA que viene proyectada desde el cuarto
nivel de la cuarta Esfera b�dica, el Centro espiritual del
esquema terrestre. En aquellos supremos instantes �atemporales�,
todas las vidas del planeta est�n pendientes de Su final
Decisi�n; ha de renunciar para siempre a todo cuanto posee y ama
en los tres mundos. El SE�OR DE SHAMBALLA, erguido ante �l y
constituyendo el v�rtice superior de todas Sus decisiones,
empu�a el DIAMANTE FLAM�GERO. Los tres BUDAS DE ACTIVIDAD,
relacionados con la obra que se realiza en los tres grandes
Centros planetarios, SHAMBALLA, la JERARQU�A y la HUMANIDAD y
los tres BUDAS ESOT�RICOS que enlazan las decisiones planetarias
con el gran Designio solar, se hallan tambi�n presentes en aquel
tremendo acontecimiento c�smico de la Gran Renuncia y por vez
primera dentro de los procesos inici�ticos que tienen lugar en
la Tierra, se dibuja claramente en el coraz�n del Iniciado la
CRUZ DE LOS SE�ORES DEL KARMA... Cuando despu�s de unos
intens�simos y dolorosos momentos de indescriptible SOLEDAD, el
Iniciado RENUNCIA al Cielo y a la Tierra, esta decisi�n final
repercute en todos los �mbitos planetarios y tal como se dice en
lenguaje esot�rico: �los Dioses, los �ngeles y los hombres
reconocen el valor del Sacrificio� y se produce
consecuentemente, dentro del Coraz�n del Iniciado, la Gran
Respuesta C�smica. El Cielo y la Tierra dejan de luchar, se
armonizan el Bien y el Mal y de aquel augusto Santuario de Vida
que es ahora el Coraz�n del ARHAT, los SE�ORES DEL KARMA retiran
para siempre la tremenda CRUZ que hab�a tenido que soportar
desde el principio de los tiempos, desde que inici� Su vida como
ser humano. Ahora ya todo est� decidido, la pesada carga de los
valores humanos del pasado han dejado de gravitar, el Iniciado
se halla SOLO, inmensamente SOLO consigo mismo y es en estos
momentos solemnes, m�s all� de todo cuanto pueda concebir el m�s
exaltado entendimiento humano, cuando el SE�OR DEL MUNDO, el
Hierofante Iniciador, aplica el CETRO de Poder planetario
cargado de fuego c�smico en el centro card�aco del Iniciado.
Sucede entonces algo extraordinario. Desde el centro coronario
desciende al centro card�aco la energ�a de la M�nada espiritual
que contiene el fuego de FOHAT. Al propio tiempo, y como una
inevitable respuesta de la vida material, asciende r�tmicamente
desde el centro en la base de la columna vertebral hacia el
centro card�aco, ba�ando �gneamente a su paso los centros
et�ricos inferiores, el fuego de la Materia, KUNDALINI... Cuando
ambos Fuegos, el que desciende de la c�spide de la cabeza y el
que asciende desde las regiones inferiores, coinciden en el
coraz�n del Iniciado, se produce un estallido de luz que lo
inunda todo. El Fuego solar se libera y en su inconcebible
expansi�n destruye el cuerpo causal, el inefable Cuerpo de Luz
que constitu�a la Morada del �ngel solar y que desde remotas
edades hab�a constituido el v�nculo de uni�n suprema entre la
M�nada espiritual y el alma humana en los tres mundos... El
Iniciado ha alcanzado ahora �la verdadera estatura del Cristo�,
la del propio �ngel solar. Gracias a esta trascendente alquimia
de los fuegos y como resultado de haberse situado el iniciado a
la misma altura m�stica del �ngel solar, puede liberarse �STE
del pacto supremo o VOTO INQUEBRANTABLE formulado al Se�or del
Universo, �de permanecer con el Hijo del Hombre hasta su
completa liberaci�n de la pesada carga de los tres mundos�
(�LIBRO DE LOS INICIADOS�). En virtud de este pacto, cuyo
misterio s�lo se le revela al Iniciado en la tercera Iniciaci�n,
el �ngel solar descendi� del Nirvana, tom� forma humana y dot�
de luz y de autoconciencia la vida del hombre animal de la
Tierra. Pero ahora ya todo est� resuelto... EL ha cumplido Su
promesa y puede retornar al Nirvana, a Su patria celestial,
habiendo realizado Su misi�n y cumplido su promesa c�smica.
Tal es el inefable Misterio de la Cuarta Iniciaci�n, la m�s
importante -desde el �ngulo de vista de los grandes Adeptos- de
todas las Iniciaciones que puedan recibirse aqu� en la Tierra.
El retorno del �ngel solar a Su inmaculada Fuente de procedencia
y la destrucci�n del cuerpo causal del Iniciado, colorean esta
trascendente experiencia m�stica de todos los alicientes de
car�cter c�smico, solar planetario y humano que nuestra mente
sea capaz de captar o concebir.
En el desarrollo de la ceremonia inici�tica de la cuarta
Iniciaci�n, y como consecuencia de su valor psicol�gico,
esot�rico y m�stico, concurren los siguientes factores:
a. Las energ�as provenientes del cuarto subplano de la Esfera
b�dica de SHAMBALLA, con el cual se halla �ntimamente vinculado
el centro card�aco del Iniciado en el momento de serle aplicado
el DIAMANTE FLAM�GERO del SE�OR DEL MUNDO.
b. Los SE�ORES DE LA LLAMA, es decir, los Cuatro Kumaras
responsables de la evoluci�n planetaria, SANAT KUMARA y Sus tres
excelsos Disc�pulos, los BUDAS DE ACTIVIDAD.
c. En los niveles m�s ocultos act�a otra agrupaci�n cu�druple
constituida por el Logos planetario del esquema terrestre, el
aspecto mon�dico de SANAT KUMARA y los tres BUDAS ESOT�RICOS que
enlazan el planeta con el ambiente c�smico. El �CTUPLE SENDERO
del BUDA tiene que ver, de acuerdo con la analog�a, con estas
ocho insignes y trascendentes Entidades c�smicas.
d. Los Cuatro SE�ORES DEL KARMA, Quienes, en el momento de la
GRAN RENUNCIA retiran definitivamente del Coraz�n del Iniciado
�los estigmas del Karma�, simbolizados en los cuatro p�talos del
centro MULADHARA que constituyen los cuatro brazos de la Cruz
k�rmica.
e. Representantes d�vicos de tremendo poder din�mico,
procedentes de la Esfera �tmica de SHAMBALLA que, secundados por
varios grupos de Devas de la esfera b�dica, cooperan en la
dispersi�n de los elementos substanciales liberados al ser
destruido el cuerpo causal del Iniciado.
f. Un grupo especial, constituido -seg�n se nos dice
ocultamente- por treinta y dos Iniciados, representando la ley
del Cuarto Reino y constituyendo una figura geom�trica muy
particular de energ�a, colaboran eficazmente en el desarrollo de
la Ceremonia inici�tica.
g. El centro card�aco del Iniciado sobre el cual incidir� la
tremenda potencia del Fuego de SHAMBALLA, invocando el elemento
c�smico que ha de reunir en aquel supremo e infinito Santuario
solar, el fuego de FOHAT del Esp�ritu, del PADRE, y el fuego de
KUNDALINI, de la Materia, de la MADRE... El HIJO, el Iniciado,
�� abierto Su coraz�n por los cuatro costados�, tal como puede
leerse en el �LIBRO DE LOS INICIADOS�, se desangra en favor de
la humanidad y todos los reinos de la Tierra se benefician de
aquel augusto SACRIFICIO. Convertido el Iniciado virtualmente en
un ARHAT, pronuncia las CUATRO PALABRAS SAGRADAS o Mantrams de
Poder, que le aislar�n para siempre de Su cuaternario inferior:
�TODO HA SIDO CONSUMADO�.
h. Un proceso c�smico, relacionado con la Constelaci�n de LIBRA,
el Plano b�dico c�smico, tiene lugar tambi�n en el momento
cumbre de la Cuarta Iniciaci�n, pero est� inmensamente m�s all�
de las capacidades de comprensi�n del ser humano.
Fuente: "Los
Misterios de Shamballa", de Vicente Beltr�n Anglada
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